Un año sin la escuela en la escuela

Hace un año, el jueves 19 de marzo de 2020, los maestros  despedimos a nuestros alumnos a la hora de la salida, como todos los días de clases, aunque fuimos conscientes de que no era una despedida usual, pues iniciábamos anticipadamente un extendido periodo de vacaciones.

Como todos los días, ese jueves les expresamos nuestro afecto con la frase “cuídense mucho”, casi como súplica, y agregábamos “quédate en casa”, una recomendación nueva y necesaria.

Hace un año confiábamos que estaríamos de regreso en unas semanas.

A finales de 2019, en China, se descubrió una nueva enfermedad, de fácil contagio, y había llegado a México en febrero de 2020. Para contener la pandemia por COVID-19, en nuestro país la Secretaría de Salud implementó el programa nacional Jornada de Sana Distancia que implicaba, entre otras medidas no farmacéuticas, la suspensión de clases, el confinamiento de millones de personas y el paro de labores no esenciales a partir del 23 de marzo de ese año.

Esta jornada se prolongó hasta el 30 de mayo a nivel nacional, y desde el 01 de junio de 2020 la seguridad sanitaria quedó bajo la responsabilidad del gobierno de cada entidad federativa, lo que marcó el inicio de la "Nueva Normalidad", llamada así "porque debemos cambiar lo que hacíamos antes de la pandemia y porque la vida pública no se puede suspender", aclaraba Hugo López Gatell.

En el Estado de México, se diseñó el Plan Regreso Seguro para la reapertura gradual de actividades, el cual se fundamenta en el monitoreo permanente del riesgo epidemiológico en toda la entidad (por regiones), en colaboración con las autoridades federales. La evolución del riesgo sanitario se realiza a través de semáforos de control considerando cuatro niveles de riesgo: máximo de alerta sanitaria (semáforo rojo), alto riesgo (semáforo naranja), riesgo intermedio (semáforo amarillo) y bajo riesgo (semáforo verde). 

En este plan de nuestra entidad, la reapertura de actividades se lleva a cabo a partir de cinco dimensiones económico-sociales: economía, espacios públicos, población vulnerable, gobierno y educación. En esta última dimensión, la que nos ocupa, podemos leer: "Para cuidar la salud de los niños, jóvenes y maestros, las escuelas, públicas o privadas, deberán mantener sus actividades de manera no presencial. El regreso a clases en las escuelas de todos los niveles será definido por la autoridad de salud en función del riesgo sanitario."

A diez meses de la difusión del Plan Regreso Seguro, nuestro estado ha evolucionado del semáforo rojo al naranja, retrocedido del naranja al rojo, y en lo que va del 2021 hemos avanzado nuevamente del rojo al naranja. Lo que ha impedido retomar las clases en la escuela.

Hoy, se vislumbra una luz en este largo túnel, pues se está aplicando la vacuna contra el COVID-19 en muchos países del mundo, incluido el nuestro, la vacuna más esperada en los últimos meses. En este contexto, y después de tanto tiempo de confinamiento y de la falta de recursos para la educación a distancia, la pregunta constante es, ¿Cuándo será el regreso a clases presenciales?

Recientemente, el Secretario de Educación en el Estado de México reiteró que el regreso presencial a las aulas se dará en función del semáforo epidemiológico y el proceso de vacunación para los docentes de la entidad. 

Ha pasado un año desde que estuvimos con nuestros alumnos en la escuela. 365 días en que alumnos y maestros no hemos compartido las aulas. Y en este lapso alumnos, maestros y padres de familia tuvimos que terminar y empezar un ciclo escolar sin estar en los salones de clase.

Iniciar el Ciclo Escolar 2020-2021 distanciados físicamente no era una opción, fue la única opción. Los niños necesitan la escuela, las relaciones personales y las oportunidades de aprendizaje que se favorecen en ésta.

Pero, la escuela no se limita al edificio; la escuela somos los que interactuamos en ella, aprendiendo y conviviendo ahora gracias a los teléfonos, los smartphones y las tabletas y computadoras.

El Ciclo Escolar 2020-2021 es un gran reto para nuestra comunidad escolar y para cada una de las comunidades escolares en el país, porque nos ha exigido formas de ser y hacer que respondan a las nuevas circunstancias: 

1. Conocimientos, habilidades, actitudes que si no teníamos hemos tenido que adquirir, desarrollar o consolidar;

2. Disposición general para comprender a las personas y sus circunstancias; también, disponibilidad de recursos, de tiempo; y

3. Resiliencia, para que cada uno y todos resistamos esta situación, y responsabilidad para cuidarnos personalmente y cuidar a los demás.

4. Conciencia del sentido de comunidad, comprender que estamos juntos en esto, que solo colaborando todos saldremos de ésta y más situaciones adversas.

Nuestra comunidad escolar está aprendiendo a enfrentar estas exigencias, no solo de la educación a distancia, también de la vida misma. Principalmente, nuestros queridos alumnos han sido un ejemplo de adaptación al cambio, de esfuerzo y constancia para seguir aprendiendo en casa. 

Aprovecho este espacio para agradecer a mis compañeros maestros su gran dedicación, evidencia de su vocación docente y de servicio a la comunidad. También, expreso mi gratitud y reconocimiento a los padres de familia y cuidadores, apoyo insustituible en este periodo.

Quiero concluir la primera publicación en este blog con esta reflexión.

Podemos ver la pandemia por COVID-19 como un vaso medio lleno o como un vaso medio vacío, recordando la expresión popular.

• Podemos centrar la atención en todo lo negativo de esta situación, en cómo ha perjudicado nuestra vida personal, a nuestra familia y el trabajo. Podemos quedarnos con esa perspectiva de sufrimiento y paralizarnos.
• O... podemos visualizar las posibilidades de desarrollo personal y aprendizaje, de convivencia con nuestros seres queridos y amigos a pesar de la distancia, posibilidades que existen en la nueva normalidad.

Podemos adaptarnos y crecer en la adversidad, agradecidos por lo que tenemos; o podemos ver solo escasez, problemas y victimizarnos por nuestras circunstancias. ¿Cuál actitud nos hace sentir bien? ¿Con cuál actitud hacemos sentir bien a los que nos rodean?

Y en este contexto, está latente el dolor por la muerte de personas conocidas, amigos o familiares durante la pandemia. Recordémoslos con cariño y hagamos de nuestra vida un homenaje para todos ellos.

Por favor, sigamos cuidando todos de todos para que cuando haya condiciones la escuela esté en la escuela.

Por Delia Arrieta Garduño, Directora Escolar.